El 16 de septiembre de 2012, el Domingo Decimoquinto después del Pentecostés, el Santísimo Patriarca Kirill de Moscú y toda Rusia, que realiza la visita Primacial a Japón, encabezó la Divina Liturgia en la Catedral de la Resurección en Tokio. Al Santísimo Patriarca le concelebraron: Primado de la Iglesia Autónoma Ortodoxa de Japón, el Metropolitano Daniil de Tokio y toda Japón; Canciller del Patriarcado de Moscú, el Metropolitano Varsonofiy de Saransk y Mordovia; Presidente del Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiásticas del Patriarcado de Moscú, el Metropolitano Hilarion de Volokolamsk; Arzobispo Varfoloméy de Rovno y Ostrog; Arzobispo Serafím de Sendai; Jefe de la Sectretaría Administrativa del Patriarcado de Moscú, el Obispo Serguiy de Solnechnogorsk; Vice-Presidente del DREE, el Arcipreste Nikoláy Balashov; Superior de la Representación de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Tokio, el Arcipreste Nikoláy Katsyuban; el clero japonés; Asistente del Presidente del DREE, el Protodiácono Vladímir Nazárkin.

 

En el templo rezó el Presidente del Departamento de Comunicaciones del Santo Sínodo del Patriarcado de Moscú V.R. Legoyda. En el Servicio estuvieron presentes: Embajador de Rusia en Japón E.V. Afanásyev, Embajador de Ucrania N.A. Kulínich, Embajador de Grecia Nikolaos Tsamados, Embajador de Romania Radu Serban, Embajador de Serbia Bojana Adamovic-Dragovic, los miembros del cuerpo diplomático.

 

En la Catedral, para asistir al Servicio Patriarcal, se reunieron muchos feligreses de la Iglesia Autónoma Ortodoxa de Japón y los compatriotas que viven en Japón. La Divina Liturgia se celebró en el japonés y el eslavo eclesiástico.

 

En la Entrada Pequeña el Santísimo Patriarca elevó al rango del Archimandrita al Hieromonje Gerásim (Shevtsov) de la Laura de la Santísima Trinidad y San Serguiy, quien lleva su obediencia en la Catedral de la Resurección.

 

Al final del Servicio, al Santísimo Patriarca Kirill se le dirigió el Metropolitano Daniil de Tokio y toda Japón, quien, en particular, dijo: “Estamos muy contentos de darle la bienvenida en Japón, en este santo templo y participar junto con Usted en las celebraciones en honor de San Nikoláy de Japón”.

 

El Monseñor Daniil señaló que ya pasó medio siglo desde que San Nikoláy, Igual a los Apóstoles, trajo la Ortodoxia a la tierra japonesa; aquí fue plantada la fe Ortodoxa, fue fundada la Iglesia que existe hoy en día.

 

“En la historia es muy frecuente que al pasar cien años los quehaceres de un ser humano se olvidan, pero las obras de Dios permanecen en los siglos, – continuó el Primado de la Iglesia Autónoma Ortodoxa de Japón. – Las obras de Dios, que habían sido reveladas a través de San Nikoláy, permanecerán por siempre; ellos viven en los corazones de cristianos japoneses. Aunque la historia de nuestra Iglesia no es larga todavía y tiene solamente 150 años, creemos que esta va a continuar durante muchos cientos de años. Vamos a continuar la obra de San Nikoláy en la tierra japonesa entre nosotros, en el idioma japonés”.

 

El Metropolitano Daniil subrayó también que cuando hace un año y medio Japón sufrió un terrible desastre natural, que afectó a muchas personas y profocó daños graves en varios templos ortodoxos, la Iglesia Rusa, siguiendo las palabras del Salvador, respondió a esta tragedia: “Entonces nos sentímos plenamente el amor por parte de la Iglesia Ortodoxa Rusa y gracias al apoyo que recibímos seguimos a reconstruir nuestros templos, revivir lo que había sido destruido”.

 

“Una vez más quiero expresarle nuestro agradecimiento por su apoyo continuo, por el amor, por el servicio pastoral”, – dijo el Monseñor Daniil, dirigiendose al Santísimo Patriarca Kirill de Moscú y toda Rusia.

 

El Santísimo Patriarca, dirigiendose al público, expresó su alegría por la visita a Japón con ocasión de las celebraciones, dedicadas al Centenario de la muerte beata de San Nikoláy, Igual a los Apóstoles.

 

Luego el Santísimo Patriarca Kirill dijo:

 

“Hoy en la Catedral de la Resurección en Tokio, en un ambiente solemne y hermoso, en la presencia de mucha gente conmemoramos el Centenario del óbito de San Nikoláy. En Hakodate, en Sendai, en Tokio, en todas las partes, en todos los lugares ortodoxos que visité, es visible la huella de las obras de Nikoláy, Igual a los Apóstoles. Durante más de 50 años del servicio en Japón este Santo había creado la Iglesia Autocéfala de Japón, que contó con más de 33 mil personas. Este es un resultado sorprendente de la misión de aquel hombre que vino a Japón siendo joven, sin saber el idioma, la cultura. Pero, tras identificarse con el pueblo japonés, absorber la cultura japonesa y conectarla con la Ortodoxia, él dió un fruto tan abundante: miles creyentes japoneses. Surge la pregunta: ¿en qué consiste el secreto, cuál es el secreto de este éxito?

 

La lectura Evangélica Apostólica de hoy nos ayuda a entender porque San Nikoláy iluminó más de 33 mil personas, los llevó a Cristo, porque se convertió en un gran misionero. A la pregunta, ¿cuál mandamiento es el mayor?, el Salvaror respondió: “Ama al Señor tu Dios y ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22. 37-40).

 

El secreto del éxito de las obras de San Nikoláy es el que vivió con este amor. Se entregó completamente a los demas. Sólo el amor por los seres humanos, la fe fuerte en Dios y el amor a Él eran causas de su enorme éxito misionero. San Nikoláy durante su vida le enseñó a la gente, pero después de su muerte, mirando su vida, reflexionando sobre la hazaña de su vida y el éxito de su misión, también aprendemos de él, como habían aprendido sus contemporáneos.

 

De manera especial el amor se experimenta por dolores y sufrimientos: es simple amar en las condiciones de bienestar, comodidad y belleza, pero mucho más difícil amar cuando los prójimos les suceden la enfermedad, angustia o dolor. Pero precisamente en fondo del dolor, angustia y desastres se manifesta la belleza del grande sentimiento que Dios quiso poner en la base de relaciones humanas.

 

Hablando de eso, me refiero principalmente a la terrible catástrofe que le ocurrió al pueblo japonés hace un año y medio. Todo el mundo admiraba la solidaridad, disciplina, dedicación que mostraron los japoneses ayudando unos a otros, luchando con este elemento. Esa catástrofe fue tomada a pechos por la gente en Rusia. Las imágenes terribles de inundaciones, ola temible del océano conmovieron la mente de los milliones de personas. Ellas sinceramente, cordialmente comenzaron a responder a esta tragedia, incluso recogiendo fondos para prestar ayuda.

 

Me gustaría desearle, Su Eminencia Reverendísima, Monseñor Daniil, al Monseñor Serafím, al clero, a los feligreses de la Iglesia Autónoma Ortodoxa de Japón permanecer fieles a los preceptos de San Nikoláy, altamente y dignamente llevar a su pueblo el testimonio de la Ortodoxia”.

 

El Santísimo Patriarca Kirill dijo que el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, tomando en cuenta la importancia enorme de la hazaña del Educador de Japón en la historia de la Ortodoxia, tomó la desición de establecer la Orden de San Nikoláy, Igual a los Apóstoles, Arzobispo de Japón. La primera Orden del I grado el Santísimo Patriarca Kirill otorgó al Metropolitano Daniil. El Primado de la Iglesia Autónoma Ortodoxa de Japón también recibió de manos del Primado de la Iglesia Rusa la Panagía y el Pectoral memorables, hechos con ocasión de 65 aniversario del Santísimo Patriarca Kirill. Con la Orden de San Nikoláy de Japón (de II grado) fue condecorado el Arzobispo Serafím de Sendai. Con las Ordenes de San Nikoláy de Japón (de III grado) fueron condecorados el Protobresbítero Justin Yamaguchi, Arcipreste Savva Onami y Archidiácono Pavel Maysura.

 

El Santísimo Patriarca Kirill también regaló a la Iglesia Autónoma Ortodoxa de Japón el retrato de San Nikoláy, Igual a los Apóstoles, y el ícono de la Santísima Madre de Dios de Tíkhvin. Todos los presentes recibieron las pequeñas imágenes de San Nikoláy de Japón con la bendición Patriarcal.

 

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La Catedral de la Resurección de Cristo es la Catedral Primada de la Iglesia Autónoma Ortodoxa de Japón. Este templo es conocido en Japón como “Nikoláy-Do”.