El 29 de agosto de 2016, en el residencia Patriarcal en el monasterio de San Daniel, se llevó a cabo una reunión de Su Santidad el Patriarca Kiril de Moscú y toda Rusia con el Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de EE.UU. en Rusia, Sr. John F. Tefft. A la reunión asistieron por parte de la misión estadounidense, el Ministro Consejero para Asuntos Políticos, Sr. Anthony Godfrey, y el segundo secretario de la Embajada, Sr. David Horn.

Por parte del Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiásticas del Patriarcado de Moscú, a la reunión asistieron el Vicepresidente del DREE, el Archimandrita Filaret (Bulékov), y el Secretario del DREE para Asuntos Exteriores, el Sacerdote Sergui Zvonarev.

El embajador de EE.UU., Sr. John F. Tefft, agradeció a Su Santidad el Patriarca por recibirlo. También informó a Su Santidad sobre su visita a Arjanguelsk que será sede de las celebraciones del 75 aniversario del Programa de Préstamo y Arriendo. “Hace tiempo que quería hacer realidad un sueño: ir a las islas de Solovkí. Por allí vamos a ver uno de los más famosos monasterios y conocer uno de los lugares históricos más interesantes de Rusia “, – dijo el Sr. Tefft.

Dirigiéndose al jefe de la representación diplomática de los EE.UU. en la Federación Rusa, el Primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa señaló que durante la era soviética el norte de Rusia, Siberia Oriental y el Lejano Oriente sufrieron la peor destrucción de la vida eclesiástica.

“Antes de la revolución, en Yakutia hubo 200 templos. A continuación, todos ellos fueron destruidos, – afirmó Su Santidad el Patriarca. – Cuando yo, siendo un hombre joven, llegué en Yakutsk en 1971, vi una pequeña casa de madera en el que no hubo piso, porque se fue al suelo. Fue una humedad horrible, el olor era terrible. Por allí oraron 5 o 6 ancianas y un sacerdote discapacitado. En todo el Lejano Oriente y Siberia Oriental, existía sólo dos tempos, en Irkutsk y Jabárovsk”.

En relación con el monasterio de Solovkí, según las palabras de Su Santidad, se trata no sólo de un monumento de la vida espiritual de nuestra nación, sino también de recientes sufrimientos humanos, debido a que durante el período soviético en el las Solovkí había sido localizado el terrible GULAG. “Mi abuelo permaneció preso en este campo. Iba a morir, pero Dios lo salvó, él sobrevivió milagrosamente”, – dijo el Primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

En el transcurso de la conversación, las partes discutieron asuntos de interés mutuo, incluyendo el proceso de paz en Siria.

Al final de la reunión, Su Santidad entregó a los invitados obsequios memorables.

 

Servicio de Comunicación del DREE