El 13 de octubre de 2013, en Tarragona (España) se celebró la ceremonia de beatificación de los 522 mártires que sufrieron por Cristo en el período de la Guerra Civil española (1936-1939). Tarragona fue elegida sede de esta ceremonia debido a que aquí, en el año 259, durante las persecuciones decretadas por los emperadores Valeriano y Galerio, sufrieron los primeros mártires españoles, el Obispo Fructuoso de Tarragona y los diáconos Augurio y Eulogio. Muchos siglos después, durante la Guerra Civil, en la Diócesis de Tarragona entregaron su vida por la fe los 147 de 522 mártires recién beatificados, encabezados por el Obispo Auxiliar, Manuel Barrás y Ferré.

La ceremonia de beatificación fue precedida por el delegado del Papa Francisco, el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Le concelebraron 104 jerarcas, entre ellos cinco cardenales, y 1.400 sacerdotes. Al oficio asistieron alrededor de 25.000 creyentes de España y otros países. La ceremonia fue inaugurada por la alocución de video del Papa Francisco, quien destacó la importancia de los testimonios de los mártires para el mundo secular contemporáneo y llamó a los fieles a aprender de ellos la verdadera fe en Cristo. A continuación, el Cardenal Amato leyó un acto oficial de beatificación y lo entregó a los representantes del episcopado de la Iglesia de España y de las órdenes y congregaciones religiosas, a las que pertenecían los nuevos mártires. El relicario con las reliquias de los beatos fue puesto sobre el altar. Frente a él fue celebrada una misa solemne.

Por la bendición del Santísimo Patriarca Kiril de Moscú y toda Rusia y del Presidente del Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiásticas del Patriarcado de Moscú, el Metropolitano Hilarión de Volokolamsk, el Rector del templo de los Nuevos Mártires y Confesores de la Iglesia Rusa en Butovo, el Arcipreste Kiril Kaledá, y el funcionario de la Secretaría del Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiásticas para Relaciones Inter-cristianas, el Sacerdote Alexí Dikarev, presenciaron la ceremonia como representantes de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

El 12 de octubre, durante las Vísperas solemnes en la Catedral de Tarragona, el Arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol Balcells, expresó un agradecimiento especial a la Iglesia Rusa, que fue la primera en el siglo XX en sufrir las terribles persecuciones de las autoridades ateas, por enviar a sus representantes al evento tan importante para la Iglesia Católica de España. Al final del oficio el 13 de octubre, el Cardenal Antonio María Rouco Varela, Arzobispo de Madrid, también agradeció calurosamente a los representantes del Patriarcado de Moscú, cuya presencia en la ceremonia era un testimonio de la cercanía espiritual entre las dos Iglesias, que en el siglo XX sobrevivieron las persecuciones por la fe en Cristo, y subrayó la importancia de la experiencia de los nuevos mártires para el desarrollo fructífero del diálogo inter-cristiano.

 

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