El 26 de marzo de 2013, en la Residencia Patriarcal y Sinodal en el Monasterio Danílovski en Moscú se celebró el encuentro del Santísimo Patriarca Kirill con el recién nombrado Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Estados Unidos Mexicanos en la Federación Rusa, Rubén Alberto Beltrán Guerrero.

De parte de la Iglesia Ortodoxa Rusa al encuentro asistió el Vicepresidente del Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiásticas del Patriarcado de Moscú, el Hegúmeno Filaret (Bulékov). La conversación ha sido traducida por el funcionario del Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiásticas, Miguel Palacio.

Rubén Alberto Beltrán Guerrero estuvo acompañado por el Ministro Consejero de la Embajada de México en Rusia, Pablo Lozano.

El Santísimo Patriarca Kirill se dirigió al invitado con unas palabras de bienvenida. Al destacar una amplia experiencia diplomática de Rubén Betrán, el Primer Jerarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa dijo: “Es notablemente que un hombre con este fundamento representa hoy al amigo México en Moscú”.

El Santísimo Patriarca constató que la historia de las relaciones entre Rusia y México es “muy positiva”. Su Santidad destacó que después de la revolución de 1917, una gran cantidad de los compatriotas rusos emigró a México; muchos de ellos con el tiempo alcanzaron importantes posiciones en la sociedad y hicieron una notable contribución a la vida del país. Además, en los años 70 y 80, hubo una nueva ola de emigración de la Unión Soviética a México, se formaron muchas familias mixtas.

En los últimos años cada vez más turistas rusos visitan a México, se activan las relaciones económicas entre los dos países, señaló el Patriarca Kirill. Su Santidad destacó también que la presencia de la Iglesia Ortodoxa Rusa se incrementó en los últimos años.

“Hay algo en común entre Rusia y México, incluso en la psicología de las personas y en lo que los valores cristianos ocupan un lugar importante en la cultura nacional y la psicología nacional. Creo que esto podría ser una buena base conceptual y moral para el desarrollo de las relaciones entre nuestros países”, – dijo el Primer Jerarca de la Iglesia Rusa.

En transcurso de la conversación, el Santísimo Patriarca mencionó a su visita a México en 1998, cuando llegó a este país para la consagración del templo ruso en la ciudad de Nepantla, en alrededores de México. Durante este viaje, Su Santidad, entoncés Metropolitano de Smolensk y Kaliningrado, se reunió con los representantes de las comunidades religiosas del país. “Debo decirle que tenemos respeto por el gran trabajo realizado por la Iglesia Católica en México y sentimos alegría por el mejoramiento significativo de las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado Mexicano”, – señaló el Santísimo Patriarca Kirill.

El Santísimo Patriarca expresó certeza de que los cristianos poedan hacer una contribución positiva incluso al desarrollo de las relaciones entre los pueblos. “Espero que Usted, Vuestra Excelencia, haga su contribución al desarrollo de las relaciones entre nuestros países”, – dijo el Primer Jerarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Rubén Beltrán, refiriéndose al Santísimo Patriarca, expresó su argadecimiento por el encuentro. “Para mí es un gran honor, especialmente lo que Usted me recibe en un período tan importante para la Iglesia Ortodoxa Rusa, el Gran Ayuno, cuando se celebran muchos oficios divinos”, – dijo el jefe de la representación diplomática de México en Rusia.

El Embajador le transmitió al Patriarca Kirill de Moscú y toda Rusia un saludo de parte del Presidente de México, Enrique Peña Nieto, quien ocupó este cargo en diciembre del año pasado. Según el diplomático, el nuevo gobierno está muy preocupado por los problemas sociales del país. El Embajador señaló que hace mucho tiempo quería conseguir nombramiento a Rusia.

Rubén Beltrán subrayó que a los pueblos de Rusia y México les une el espíritu común, las culturas complementares y la aspiración de un mundo justo. El diplomático agradeció una vez más al Santísimo Patriarca Kirill y dijo que para él el encuentro con Su Santidad, “una persona de la dimensión mundial”, es de gran importancia.

En conclusión, los participantes del encuentro intercambiaron obsequios memorables. El Santísimo Patriarca Kirill le regaló al invitado una medalla, acuñada con motivo de su entronización. Por su parte, Rubén Betrán le obsequió al Primer Jerarca de la Iglesia Rusa una edición rareza del libro sobre la cultura de los aztecas.

 

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