El 9 de mayo de 2012, el Día  de la Victoria, la orquesta sinfónica del teatro Mariinsky conducida por Valery Guerguiev presentó un concierto en la colina Poklonnaya. Decenas de miles de moscovitas y huéspedes de Moscú asistieron a la actividad final del IX Festival de Pascua de Moscú. Entre los invitados al concierto se encontraban los veteranos de la Gran Guerra Patria.

Antes de iniciar el concierto, el mitropolita Ilarión, el Presidente del Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiásticas del Patriarcado de Moscú, se dirigió a los reunidos y dijo:

“!Queridos hermanos y hermanas!

Los felicito a todos con el Día de la Victoria – el evento solemne que nadie nunca va a quitarnos a nosotros, una fiesta de alegría “con lágrimas en los ojos”.

En la historia de nuesta gran Patria multinacional hubo muchas victorias importantes. Y por muy poderoso que fuera el enemigo que trataba de atentar contra nuestros sanctasantorums, contra nuestra independencia, contra nuestro bienestar, siempre se iba con verguenza, sean los caballeros teutónicos, el poderoso Napoleón que había conquistado media Europa o las hordas hitlerianas.

Este año, a parte de la victoria en la Gran Guerra Patria, vamos a recordar los aniversarios de otras grandes victorias: 200 años de la victoria en la Primera Guerra Patria, 400 años del final del Tiempo de Discordias y la liberación de Rusia de los polacos. Obtuvimos la victoria pero nos costó muy caro. Inclinamos la cabeza ante la hazaña de las personas que no tuvieron miedo de la muerte y dieron sus vidas por sus prójimos, para que nosotros pudieramos hoy estar vivos. Inclinamos la cabeza ante la hazaña de aquellos que regresaron vivos de los campos de batallas y hoy celebran con nosotros el gran Día de la Victoria.

En todos los tiempos la Iglesia estuvo al lado de su pueblo. Cuando los polacos atacaron nuestra tierra, fue precisamente la Iglesia, a través de las palabras del santo Patriarca Hermogén, llamó a los rusos a crear la milicia popular. Y cuando las hordas fascistas intervinieron  en nuestro territorio, el primer día de la guerra la Iglesia, por las palabras del mitropolita Sergio, llamó al pueblo a levantarse a defender nuestra Patria.

Hoy como antes la Iglesia está al lado del pueblo. Junto con otras confesiones tradicionales de Rusia la Iglesia Ortodoxa ayuda a restablecer nuestra existencia. El pueblo hoy ha vuelto a sus tradiciones, restauró sus santuarios. Y esto es la garantía de que el mal nunca más pueda triunfar, que la victoria siempre sea la nuestra.

¡Felicitaciones con el Día de la Victoria! ¡Dios está con nosotros! ¡Cristo ha resuсitado!”

La orquesta sinfónica del teatro Mariinsky interpretó las obras de Serguey Rahmaninov(“Concierto N 2” para el piano y la orquesta, el solista – Denis Matsuev), de D.Shostakovich(“Obertura festiva”), de Piotr Chaikpovsky(Obertura “1812”, partes del ballet “Cascanueces”).